En una economía cada vez más global, en la que no sólo estamos compitiendo entre nosotros, sino que también con la tecnología, aquellos que realmente trabajen duro van a tener una ventaja innegable. Pero eso es sólo la mitad de la batalla: el valor del descanso es esencial.
Si constantemente nos exigimos sin tomar nunca descansos, la calidad de nuestro trabajo va a sufrir en el corto plazo. Y en el largo plazo estaremos expuestos al agotamiento. Para que el trabajo duro sea valioso y sostenible debe ser seguido por descanso y recuperación.
Valor del descanso: según las universidades de York y de California, pese a que estamos casi todo el tiempo esforzándonos pensando en nuestro trabajo, sobre el 40% de las ideas creativas vienen cuando nos damos un descanso
El valor del descanso es fundamental, no tiene reemplazantes
No son escasos los productos que prometen ayudarnos a lograr un rendimiento máximo sostenible en el tiempo. Desafortunadamente, cada cambio rápido que se intenta hacer tiene una cosa en común: todos se desvanecen rápidamente.
La gran mayoría de la evidencia científica sugiere que la mejor forma para aumentar una habilidad —ya sea aprender a tocar un instrumento, correr una maratón o mejorar la habilidad de hablar en público— es proponerse un gran desafío y empezar con fuerza, seguirlo luego de un período de descanso y recuperación, y luego repetir, sólo esta vez, comenzando con un desafío un poco mayor. Adherirse a este ciclo por un tiempo suficiente nos permitirá mejorar en casi cualquier cosa.
Esto se puede comparar al querer fortalecer un músculo. Si empiezas con un peso muy superior al que puedes aguantar, probablemente no podrás hacer ninguna repetición. Incluso si lo hicieras, corres serio riesgo de lesionarte. Por el contrario, si el peso es muy liviano, no lograrás ningún avance en tu objetivo.
Tienes que encontrar tu peso ideal: un peso que puedas manejar, pero a penas. Además, el valor del descanso es necesario entre sesiones para no terminar por dañar el músculo. La clave para fortalecer tus músculos está en balancear la cantidad correcta de esfuerzo con la cantidad correcta de descanso. Y esto hacerlo consistentemente sobre un período de tiempo. Esfuerzo + descanso = crecimiento.
La mayor inspiración llega cuando descansamos
La misma premisa es correcta más allá del deporte. De hecho, muchas investigaciones apuntan en esa dirección. Primero viene la inmersión, un período intenso de lanzarse completamente en lo que se está trabajando. Luego viene la incubación, cuando hay que dar un paso al costado de lo que se está haciendo para deambular. Y antes de que nos demos cuenta, obtendremos información relevante. Esto explica por qué tanta gente logra ideas nuevas en la ducha, durante o después del ejercicio o al levantarse. Sólo después de haber esforzado la mente y luego permitirle descansar, llega la información nueva: otro dato que realza el valor del descanso.
De hecho, según las universidades de York y de California, pese a que estamos casi todo el tiempo esforzándonos pensando en nuestro trabajo, sobre el 40% de las ideas creativas vienen cuando nos damos un descanso.
En resumen, para lograr objetivos debemos apegarnos a un ciclo de trabajo duro seguido de descanso y recuperación. Requiere tiempo, pero es lo que da resultados.