“Tregua y Estrategia: El Desafío de Chile”, es una propuesta elaborada por dos relevantes actores de la política nacional:

  • Joaquín Lavín — Economista, ex alcalde de Santiago y Las Condes, académico y autor del libro «Chile revolución silenciosa», entre otros.
  • Alberto Mayol — Sociólogo, politólogo, investigador y coordinador para Chile de la Fundación Ortega y Marañón (FOM), y autor del libro «El derrumbe del modelo. La crisis de la economía de mercado en el Chile contemporáneo».

Esta iniciativa la lanzaron el 18 de agosto en el encuentro “Dos miradas para un futuro común”, organizado por ICARE, y que permitió conocer la visión desde diferentes veredas para impulsar las ventajas competitivas de Chile frente a las demandas de las potencias económicas, sobre todo en materia económica.

El diagnóstico

Actualmente, los dos entrevistados pasan periodos en España por sus actividades académicas. Por eso, Warnken comenzó preguntándoles por la visión que les otorga su estadía en el exterior.

“Chile ha tenido dos grandes momentos de protestas sociales fuertes: 2011 y 2019. Son dos años en que el mundo ha tenido grandes protestas y que Chile ha sido el más intenso y, por lo tanto, hay que tener una mirada global”, expresó Mayol.

Lavín, por su parte, está de acuerdo con el sociólogo.

“Cuando uno está afuera toma una perspectiva desde más arriba de lo que está pasando en Chile y se va dando cuenta que la política es dura en todas partes”, afirmó.

En relación con la situación que el país atraviesa, señaló:

“La tragedia de Chile, a mi juicio, es que hemos llegado a este punto de polarización y descalificación entre unos y otros, que impiden que el país salte al desarrollo, y eso es lo que decidí plasmar en el libro ‘Las diez tendencias que transformarán Chile’, porque ahora Chile tiene una gran oportunidad alineada con los intereses del mundo en la lucha contra el cambio climático”.

Acerca de cuál podría ser una salida, destacó los sistemas socialdemócratas europeos.

“Un sistema muy libre en lo económico, con empresas pujantes que crean desarrollo y empleo, pero, al mismo tiempo, con un Estado fuerte y eficiente en las políticas sociales y en la gestión”, especificó.

En cuanto a la polarización que vive el país, Mayol hace una crítica transversal.

“Tengo la impresión de que los procesos de construcción política, que son muy valiosos, por un lado, también anidan el germen del futuro, para bien y para mal. No ha habido consciencia —esto vale para la derecha, la centroizquierda histórica y la izquierda nueva— de la relevancia de cada acto de transformación histórica cuando el mundo está cambiando y cuando Chile tiene que cambiar”.

La experiencia del trabajo conjunto

A todas luces, Lavín es un reconocido actor de la derecha chilena y Mayol, de la izquierda. Frente a esto, la opinión pública se sorprendió por la propuesta elaborada en conjunto.

Es así como tras la experiencia colaborativa, reconocen no estar de acuerdo en muchos temas, pero por sobre eso coinciden en la necesidad que tiene el país de trabajar de manera más macro con personas de otras tendencias ideológicas.

“Personalmente creo que si uno no tiende puentes con personas que piensan distinto, este país se va a farrear la gran oportunidad que tiene y hoy se la está farreando. Considero necesario la amistad cívica”, afirmó el ex alcalde.

Mayol, en tanto, sin desconocer la sorpresa que le causó a él y a su entorno que Lavín lo contactara, destacó la necesidad del quehacer intelectual.

“A mí lo que me interesa es la relevancia de las ideas y el trabajo intelectual que pueda aportar al país. Si yo siento que la política es estéril para eso, o relativamente estéril, y que sí lo puedo hacer desde la vida intelectual, lo voy a hacer desde ahí”, señaló.

En esta misma línea, mencionó que el país ha vivido varios procesos políticos y sociales que han captado el interés global, pero no deja de sorprenderse porque quienes piden los cambios, suelen ser los más reticentes, algo que también ve en el proceso constitucional.

“Chile tiene la posibilidad rescatar su tradición de construir instituciones sólidas para el siglo XXI. La transición chilena, la dictadura, la Unidad Popular y el gobierno de Frei Montalva son inéditos y aun así le tenemos miedo al cambio”.

Lavín coincide en esta perspectiva y manifestó que lo más preocupante en el contexto del proceso constitucional sería que se rechace la propuesta de Carta Magna.

“Si de mí dependiera, ojalá se apruebe una nueva constitución, no porque vaya a ser algo mágico que solucione los problemas que tenemos, sino porque significa que el fracaso de la política no es una cosa permanente. Un rechazo para mí es un nuevo fracaso de la política”, expresó.