“Los cambios sociales son imperativos para que se puedan entender los cambios en el significado del trabajo”. Así comenzó su presentación el founding partner de Filosofía Organizacional, Alexandre Fialho, en el XX Congreso de Personas y Organización de ICARE: “La empresa que se nos viene”.
La valoración de la ética y la estética
El experto brasileño Fialho abrió la primera sesión del encuentro, “Un futuro presente”, con su exposición sobre el “Significado del trabajo”, en la que explicó que ha habido una transición de la sociedad moderna, a la posmoderna o contemporánea.
El founding partner mencionó que se produjo un cambio en la perspectiva de ética y estética de la sociedad. La modernidad se asocia a un período más cognitivo y racional. Por ello, la estética estaba aprisionada por la ética, el deber controlaba al placer.
Esto cambió, hoy hay libertad en el placer y la estética. Esta transformación ha impactado en todas las perspectivas sociales, especialmente en el mundo corporativo.
Alexandre explicó que anteriormente la representación de un papel social era mucho más importante que la autenticidad y la ingenuidad. Sin embargo, gracias a la libertad estética, los últimos se han convertido en valores más fuertes.
Al mismo tiempo, estos cambios tienen gran impacto en la transformación de las organizaciones, principalmente en el significado de trabajo.
El poder es el capital humano, ¿por qué?
Fialho explicó la diferencia entre los conceptos que se asocian a la ética y la estética. Mientras la ética se asocia a la racionalidad, lo cognitivo, lo analítico, lo lógico, lo objetivo y lo secuencial. En la estética se asocia el deseo, la intuición, la sensibilidad, el sentido, lo subjetivo y lo plural.
En el pasado, todo lo relacionado a la parte estética no tenía valor. Al contrario, tenía un sentido peyorativo. “En un extremo de la estética y para el mundo moderno del pasado, no hay sentido si no hay racionalidad”.
Antes el poder era capital financiero. El trabajo era sacrificio, lo que implica que no hay una conexión de las personas con las compañías. Las personas necesitaban tener un empleo, para tener una identidad propia.
Hoy en día, explicó Fialho, el poder es el capital humano. Las personas quieren un empleo con capacidades de expresión individual. Muchas decisiones que son teóricamente racionales, como la adquisición de una compañía, tienen cada vez más aspectos estéticos.
La eficacia sigue teniendo importancia, sin embargo, ahora está acompañada de la innovación y la creación, y para ello es necesaria la sensibilidad estética. Se ha pasado de la objetivación a la individualización.
“Hoy en las empresas hay un papel mucho más curatorial que de jefe. No es sólo admiración, sino que es necesaria la admiración y el amor. Pero este cambio en el significado de trabajo no es solo dentro de las organizaciones”, afirmó el expositor.
Innovación en el modelo de negocios
La gente tiene la percepción de que la transformación digital y cultural es el motivo de la transformación social. Sin embargo, esta tiene una profundidad mucho más grande. La cuestión tecnológica es un catalizador del proceso, un aspecto superficial, pero no el motivo.
“Cuando hablamos de transformación digital, no estamos hablando de una digitalización de los procesos productivos. Cuando hablamos de innovación no es una innovación de los procesos. La banalización de la expresión innovación es tan grande, por lo que yo estoy hablando de innovación de modelo de negocios. Una dimensión muy distinta”, dijo Fialho.
Esta innovación en el modelo se relaciona con un cambio en la estrategia de competitividad a una afirmación de expresión de una organización.
“Se trata del valor de los placeres y el placer de los valores”, afirma el founding partner. Pero, a su vez, explica que no hay equilibrio matemático tradicional para esto, sino que se puede dar un equilibrio dependiendo del contexto en que se encuentra un individuo.
Para ello, es clave manejar la adecuación junto a la expresión, como la ética con la estética. De esta forma un individuo contemporáneo podría tener una vida mucho más genuina y auténtica.
“El mensaje final es que tengamos una vida con más amor y no sólo admiración. Que podamos pensar en la cultura en todos los niveles, pero de una manera más amplia y no apenas en cultura como un proceso de adecuación, restricción, acomodación o alineamiento”, finalizó Fialho.
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