Son varios los recuerdos que Alfredo Jocelyn-Holt conserva de su infancia.
Principalmente, el historiador mantiene en su memoria el haber crecido en un ambiente donde abundaba el arte y la literatura.
«Varios libros me marcaron y son obras a las que uno vuelve permanentemente, entre ellos La cultura del Renacimiento en Italia de Jacob Burckhardt», apuntó durante el vigésimo capítulo de la cuarta temporada de En Persona.
En este episodio del ciclo conducido por Cristián Warnken, Jocelyn-Holt ahondó en diversos aspectos personales y de su trayectoria académica.
Además, se refirió a distintos temas de interés nacional y dio su punto de vista sobre las élites, la academia, el liberalismo, la modernidad, la nueva Constitución, entre otros.
Nueva Constitución: Una agenda activista para los próximos 30 años
Para el académico, la nueva Constitución, más que un programa de gobierno, es un programa de activismo.
Al respecto, aseveró que es como una especie de activismo que «se entromete desde el interior de las instituciones para minarlas y reducir su alcance».
Asimismo, resaltó que le parece una «agenda activista para los próximos 30 años» con características «muy teóricas».
En ese sentido, señaló que hay líneas que están muy marcadas, destacando el tema indígena y el ambiental.
A su vez, enfatizó que hay temas «completamente controvertidos», algunos de ellos «con candados más fuertes que los que hay en la Constitución del 80».
«La tradición es una valoración de la historia»
El autor de La Escuela tomada también destacó la capacidad del capitalismo para «sobrevivir a los vaticinios sobre su fin».
«El capitalismo tiene una extraordinaria capacidad de moverse», agregó.
Además, expresó que le complica «el chaqueteo» del liberalismo, «porque considero que uno debe mantener una línea».
«Debo reconocer que es admirable, pero también es algo que me complica. El liberalismo puede trabajar con cualquiera, puede ser de corte jacobino, pero después puede trabajar con Napoleón y después con la Restauración Borbónica», detalló.
Por otro lado, afirmó que la idea de modernidad «es arbitraria», pues significa «terminar con la tradición».
«La tradición da contenido […] La valorización de la tradición es una valoración de la historia», puntualizó.