«Siempre me he sentido magallánica, porque lo más importante en la vida lo aprendí en Magallanes».
Aunque nació en Santiago, Vivianne Blanlot tiene un fuerte vínculo con la región sureña.
Ese nexo empezó a forjarse desde temprana edad, cuando su familia se estableció en Punta Arenas, primero, y Tierra del Fuego, después.
Eso que ella cataloga como lo más importante en la vida tiene que ver con comprender el valor de los recursos naturales y cómo construir un país a partir de ellos.
Sobre su vida, sus pasiones y su extensa experiencia en el mundo público y privado nos habló Blanlot en nuestro ciclo En Persona.
La economista fue la invitada del decimoquinto capítulo de la cuarta temporada, episodio que se emitió el domingo 26 de junio a través de ICARE TV.
Asimismo, durante la conversación con Cristián Warnken, la directora de empresas ahondó en diversos temas de interés nacional y opinó sobre algunos tópicos relacionados con el proceso constituyente y el futuro de Chile.
Chile: Un futuro prometedor en materia energética
La exministra de Defensa resaltó el potencial de Chile en materia energética, sobre todo en recursos renovables.
En ese sentido, aseveró que hay una gran cantidad de proyectos en dicho ámbito, con gran énfasis en hidrógeno verde.
«El futuro energético chileno es algo que no nos hubiéramos imaginado hace 15 años», añadió.
Asimismo, apuntó que existe una «sensación histórica» de explotación de recursos y daños por parte del sector privado que, más que dejar beneficios al país, lo perjudica.
«Sobre la base de esa creencia se ha ido construyendo un discurso que nos reduce las posibilidades como país», agregó.
En cuanto a la nacionalización de recursos, Blanlot manifestó que enfocarse en la propiedad (sea del Estado o privado), es un error.
«Lo que importa es cómo establecemos normas para que se utilicen bien en beneficio de todos los chilenos», expresó.
«No necesitamos un Estado más grande, sino más inteligente»
La economista también dio su punto de vista sobre modernizar el Estado, un tema muy discutido durante los últimos años.
Al respecto, señaló que nuestro Estado es muy rígido, aspecto que dificulta modernizarlo.
«Los procesos de modernización requieren que las personas estén dispuestas a transformar su capacidades, a cumplir nuevos roles y a dejar sus zonas de confort», explicó.
Además, detalló que dicha rigidez también guarda relación con la negativa de distintos grupos de poder a sacrificar intereses.
«Son miles las trabas que uno encuentra en el Estado e ilusionarse con que lo resolverá todo es muy destructivo».
Su visión sobre el Estado es que opere como un regulador del sector privado, dejándole tareas en áreas en las que crea que el sector privado pueda ser eficiente.
«Soy partidaria de un Estado muy fuerte, pero eso no significa que esté desarrollando todas las tareas. Se necesita un Estado, más que grande, extremadamente inteligente», dijo.
Blanlot puntualizó que «hay una gran fantasía respecto a lo que se conseguir al entregarle más responsabilidades al Estado».
«Lamentablemente, nos podemos llevar una gran desilusión como país».