La directora ejecutiva de la agrupación de Líderes Empresariales contra el Cambio Climático Chile (CLG Chile), Marina Hermosilla, presentó en el VII Congreso Empresa y Sociedad 2019: “La Transición Productiva: Empresa y Desarrollo Sostenible” de ICARE.
Marina comenzó su exposición explicando la labor que realizan en la agrupación.“Impulsamos una transformación hacia una economía menos intensiva en carbono y resiliente al clima. Esto cuidando mantener un buen ambiente para los negocios, y que se traduzca en oportunidades de desarrollo para Chile”.
Sistema de convivencia en riesgo
Marina señaló en su exposición que en 2015 se firmó el Acuerdo de París, que alcanzó a todos los países del mundo, excepto Siria.
El Acuerdo incluye temas como la temperatura media mundial, la que no debe superar 2°C respecto a la T° preindustrial. Ello implica una regulación del balance de emisiones hasta llegar a cero en 2050.
Sin embargo, en octubre pasado, un informe del mundo académico indicó que 2° es extremadamente riesgoso, por lo que propuso 1,5°. “La vida en el planeta no es lo que está en riesgo, porque este tiene la capacidad de regenerarse. Lo que sí lo está, es nuestro sistema de convivencia”, dijo Hermosilla.
Según Hermosilla, hay un punto del Acuerdo de París muy importante: el compromiso de los países para que los flujos financieros, públicos y privados, sean consistentes con un desarrollo bajo en carbono y resiliente al clima. Ante eso, se deben desarrollar arreglos institucionales y legales.
Para lograr este punto, hay dos grandes herramientas desde el sector privado. Por un lado, los instrumentos económicos, en este caso el precio del carbono. Y por otro, los análisis de riesgos, que permiten ir tomando decisiones desde el punto de vista de inversión y desarrollo empresarial.
Es decir, el precio del carbono se debe incorporar a la economía y las decisiones empresariales de inversión deben incluir los riesgos que trae el cambio climático.
Mecanismos efectivos: el precio del carbono
En el mundo entero, el sector privado ha sido claro e insistente en solicitar a los policy makers el desarrollo de mecanismos efectivos para incorporar el precio del carbono en la economía.
Los instrumentos económicos se han ido instalando en los distintos países. Hoy tenemos 52 iniciativas que ya están bajo algún sistema de precio al carbono, ya sea impuestos, o sistemas de emisiones transables.
“Desde CLG hemos insistido en la necesidad de que el precio al carbono de la economía se incorpore. No solo a través de impuestos, sino a través de sistemas de emisiones transables”, comentó Hermosilla.
Frente a esto, los mercados del mundo han respondido. Las energías renovables han aumentado y se ve la salida de la generación de carbón. Sin embargo, las emisiones globales volvieron a aumentar entre 2017 y 2018, por lo que los esfuerzos no han sido suficiente.
Reformulación a causa del cambio climático
Hermosilla explicó que la inversión privada ayuda a alinear los flujos financieros con la acción climática. “Hay sectores completos de la economía que están viendo la necesidad de cambiar la forma en que operan o reformular su negocio debido a los cambios climáticos. Como en el caso de la industria pesquera o la agricultura”, dijo.
Estos riesgos están afectando a la economía completa. El riesgo climático es uno de los más emergentes y se debe incorporar en los análisis, aseguró Marina.
Cuando analizamos los riesgos, no solo se evalúan los tangibles. También existen otros, como el movimiento Divestment. Este llama a retirar las inversiones de activos que son intensivos en combustibles fósiles.
Una oportunidad para el desarrollo global
Frente a este, ha comenzado una respuesta masiva favorable. Ello ha generado un gran impacto en las industrias de combustibles fósiles, mientras que las renovables están creciendo explosivamente.
Aunque el proceso es paulatino, ya existen más de 1.000 instituciones que suman casi 9 mil trillones de dólares de fondos en proceso de desinversión.
Pero no solo hay riesgos, puesto que la acción climática es una oportunidad para asegurar un desarrollo global sostenible e impulsar el crecimiento económico y el bienestar de la población. Hoy día, el sector de las renovables en Estados Unidos, genera nueve veces más empleo que el resto de los sectores de la economía.
En un estudio de la consultora FTSE Russell, compararon el crecimiento en capitalización de mercado de la Green Economy, respecto a los sectores de combustibles fósiles. La tendencia de la primera es que va hacia arriba, en tanto, la del segundo sector, a la baja.
Las bolsas están desarrollando índices verdes para mostrar estos desempeños. Estos han mejorado notablemente y tienen una mejor performance en el largo plazo, porque son menos riesgosos y volátiles.
Hermosilla aseguró que, después del Acuerdo de París, el mercado de los bonos verdes ha tenido un crecimiento exponencial. Incluso, más de la mitad de los que se transan a nivel global corresponde a bonos del sector privado.
Los esfuerzos verdes de Chile
El año pasado, CLG junto a la Bolsa de Santiago, crearon una plataforma para transar Green Bonds en Chile. Así, se puedan atraer montos a nivel global que buscan lugares dónde invertir, producto del Divestment.
La directora ejecutiva advirtió que un futuro bajo en carbono no sería posible sin minerales. Esto trae una gran oportunidad a Chile, ya que es el mayor distrito mundial de minería metálica para la electromovilidad. “Implica una enorme capacidad como potencia de energía solar y otras renovables”, afirmó.
Sin embargo, la economía intensiva en carbono requiere que toda la cadena de producción sea verde. Se debe utilizar para fabricar materiales extraídos de manera sostenible. “Este sueño se nos puede desvanecer. Hoy, en nuestro país, asociado a una marca verde, no estamos haciendo la pega”.
Esta nueva economía baja en carbono y resiliente al clima ofrece muchas oportunidades. Los primeros las van a capturar y los últimos van a pagar la cuenta. “Nosotros queremos que Chile sea de los primeros”, cerró Hermosilla.