Según el Informe Global sobre Brecha de Género 2017 del World Economic Forum, la igualdad de género en temas de educación entre hombres y mujeres está prácticamente cerrada. Chile ocupa el puesto 39 —de 144 países— en logros educativos. Sin embargo, esta igualdad no se traduce en el mundo del trabajo, ya que la inserción laboral de las mujeres, especialmente en puestos de liderazgo, sigue estando muy por debajo de la de los hombres.
En conversación con ICARE, cinco destacadas mujeres del mundo empresarial plantean los principales desafíos de Chile para lograr la igualdad de género. Todas coinciden en que es necesario un cambio cultural.
Para la vicepresidenta de ICARE y directora de empresas, Vivianne Blanlot, la desigualdad entre hombres y mujeres en el mundo laboral se debe en primer lugar a que «no tenemos un buen sistema para apoyar el cuidado de los hijos. A las mujeres de nivel profesional medio o que buscan trabajos técnicos, las soluciones para delegar el cuidado de los hijos es de mayor costo que el beneficio económico de trabajar».
«Nuestro imaginario de liderazgo tiene patrones muy típicamente masculinos» — Vivianne Blanlot, vicepresidenta de ICARE
En esa línea, la directora ejecutiva de Mujeres Empresarias, Francisca Valdés, asegura que «la mujer se incorporó al mundo laboral con hartas dificultades, porque el hombre no se ha incorporado al mundo más doméstico. A la mujer se le sigue atribuyendo la maternidad, la administración de la casa, la educación de los niños, los enfermos, etc. Tenemos una mujer moderna, súper capacitada, talentosa, profesional, que tiene que salir a trabajar, pero además seguir con todo lo otro«.
Por su parte, la Gerente Senior de Accenture e integrante del Programa Promociona de ICARE, Rosario Castro, expresa que en Chile las mujeres están estigmatizadas. «Existen ciertos paradigmas a que las mujeres no quieren tomar más responsabilidades porque van a tener que dejar su familia. Mucho paradigma asociado a las mujeres que hacen que incluso evitemos decir de manera clara que nos interesa avanzar en la carrera. Se da por supuesto que no es una alternativa que nos interese«.
«Sólo un 11% de los empresarios encuentra que el tema de incorporar mujeres en los equipos es prioritario o muy prioritario» — Francisca Valdés, Directora Ejecutiva de Mujeres Empresarias.
De igual forma, Francisca Valdés asegura que «hemos estudiado que las mujeres y los hombres ingresan el primer año en igual condiciones a la fuerza laboral. Al primer año el hombre aumenta el sueldo al doble, en cambio la mujer se demora cinco años. Hay ciertas cosas que pasan en nuestra cultura que el avance de la mujer en su carrera es más difícil y hace que vayan desertando en la medida que va avanzando en su carrera y al final en los cargos de poder están casi ausentes».
Liderazgo y cambio cultural, el principal desafío
Para Vivianne Blanlot, la menor representación de mujeres en cargos de liderazgo es un tema cultural. «Nuestro imaginario de liderazgo tiene patrones muy típicamente masculinos (…) Lo he visto repetidamente en los procesos de selección, que normalmente los que deciden son hombres. Queda la impresión de que la mujer entrevistada tiene menos atributos de mando, de autoridad y de seguridad que los entrevistados hombres. Es algo cultural profundo», explica la vicepresidenta de ICARE.
«La inserción de las mujeres en el mundo laboral no es un derecho de las mujeres, es una necesidad del país» — Carolina Dell’Oro, socia directora de Consultora Dell’Oro Lagos
Por su parte, Claudia Azola de la Gerencia de Proyecto de Modernización de la F.H.V.L de ENAMI e integrante del Programa Promociona de ICARE, plantea que en Chile el hombre sigue viéndose como proveedor y la mujer como cuidadora. Es por esto, que «las mujeres suelen estudiar carreras más blandas y los hombres más científicas». Sin embargo, para Azola «debiera haber libertad para elegir, pero no la hay porque estamos determinados por la cultura».
Asimismo, Rosario Castro sostiene que «es un cambio que tenemos que hacer como sociedad. Las empresas tienen que poner su parte, pero es la sociedad completa la que tiene que cambiar».
Una necesidad país
Tras un estudio de Mujeres Empresarias, Francisca Valdés sostiene que «sólo un 11% de los empresarios, gerentes generales y de recursos humanos que contestaron, encuentran que el tema de incorporar mujeres en los equipos es prioritario o muy prioritario. Para el resto no es tema». Sin embargo, Valdés afirma que «las empresas que no incorporan mujeres están perdiendo talento.
En esa línea, la socia directora de Consultora Dell’Oro Lagos e integrante del Círculo Empresa y Sociedad del ICARE, afirma que «el tema no es un derecho de las mujeres, es una necesidad del país. Este es un tema de capital humano, más aún en una sociedad donde lo específicamente humano, la capacidad de colaborar, la innovación, la creatividad, la capacidad disrruptiva, la capacidad cognitiva van a ser los grandes activos. Y eso no es ni masculino ni femenino, sino del ser humano».
No obstante, para Francisca Valdés más que un tema de capital humano es un tema de negocios. Esto ya que «promover que la incorporación de la mujer va asociado a productividad y a mejores tomas de decisiones (…) Esto no es un tema de responsabilidad social empresarial o de imagen corporativa. Esto tiene que ver con el negocio. Las empresas que no están incorporando mujeres en la toma de decisiones y en los cargos relevantes, no tienen la otra mirada. Eso hace que sean menos rentable y menos productivas».
«Hombres y mujeres somos el complemento perfecto para tener equipos balanceados y que incorporen otras miradas», agrega la directora ejecutiva de Mujeres Empresarias.
«En Chile la forma de trabajar es muy incompatible con la vida»
Vivianne Blanlot asegura «estos son procesos que se van resolviendo en una combinación del proceso natural y de empujar». Sin embargo, para una mayor incorporación de las mujeres es importante la flexibilización del trabajo. «Existen muchos casos de empresas que en general tienen componente internacional y que han introducido distintos sistemas de flexibilización y que están ayudando. En Chile esto ha avanzado muy poco y creo que tiene que ver la rigidez de las leyes laborales, que lamentablemente no se ha hecho nada al respecto«
Carolina Dell’Oro, manifiesta que «en Chile la forma de trabajar es muy incompatible con la vida. Y eso lo están mostrando los millenials (…) quieren más flexibilidad, más colaboración, que tienen otro sentido. Estamos en un cambio generacional que está haciendo un choque muy fuerte. Sin este cambio generacional va a ser difícil cambiar la forma de trabajar».
Francisca Valdés, en tanto, asegura que «si esperamos el cambio generacional, según el World Economic Forum nos vamos a demorar 214 años. Tenemos que actuar y las empresas tienen que generar sus programas y sus estrategias para poder avanzar en estas cosas. Si las empresas no lo hacen, vamos a llegar al tema de las cuotas, que no es lo ideal, pero es súper necesario. El tema de las cuotas está demostrado que es un empujón inicial que sí funciona».
Para esto, una de las medidas que propone la directora ejecutiva de mujeres empresarias es que «los niños y los colegios no sea un tema solamente de las mamás. Los papás también tienen que hacerlo. Cuando se ponen esas prácticas tienen que ser para hombres y mujeres. Somos los dos los que queremos trabajar y tener una familia».
Claudia Azola concuerda y enfatiza en que «la sociedad tiene que cambiar, tenemos que ir a una sociedad con más corresponsabilidad entre padres y madres. Si no cambiamos eso es difícil que haya cambio».